viernes, 3 de abril de 2009

SOBRE LA URBANIDAD DE CARREÑO


¿Estará ciertamente el tan mencionado “MANUAL DE URBANIDAD Y BUENAS MANERAS DE CARREÑO” pasado de moda como algunos opinan? Bien lo dijo el mismísimo Manuel Antonio Carreño: Nada más que decir... conocido por muchos pero practicado por pocos.

Queridos amigos, apreciados estudiantes del Columbia College, estimados estudiantes de las diferentes instituciones educativas de nuestra Ciudad Bonita, respetables maestros y educadores de Santander, honorables servidores públicos, apreciados santandereanos.

Manuel Antonio Carreño (1812-1874), Venezolano, político y escritor, alumno de Andrés Bello, con inclinación diplomática y dedicado a tomar apuntes de la vida diaria para plasmarlos como normas, recogió en su manual de urbanidad y buenas maneras las formas más elementales y las reglas sobre los buenos modales para relacionarse en sociedad. Su excelente obra, escrita en 1853, abarca dos grandes campos del deber moral:

1. "Los Deberes morales del hombre", en donde desarrolla esas obligaciones para con Dios, para con la sociedad, para con nuestros padres, para con la Patria, para con nuestros semejantes y para con nosotros mismos.

2. “Los Deberes sociales del hombre”, en donde expone las normas del aseo, sobre el modo de conducirnos dentro de la casa, en diferentes lugares fuera del hogar y en la sociedad.

Sea cual fuere nuestra manera de pensar con respecto a la urbanidad y las buenas costumbres, no se puede negar que lo más lindo de ellas es que cuando las aplicamos esto se convierte en un acto de generosidad, muy alejado del acartonamiento con que muchos las identifican ya que están dirigidas a hacer que las personas que nos rodean se sientan a gusto.

“¿Qué diría Carreño?”. “Si te viera Carreño…”. Frases como estas las hemos escuchado de boca de nuestras madres, tías, abuelos y superiores, sin dejar de lado la clásica frase: “Eso está en el libro de Carreño”, que puede venir en forma de indicación o pregunta.

Aunque los tiempos han cambiado, el decir de muchos, es que la urbanidad de Carreño ayudó a enderezar generaciones enteras en el siglo pasado. Hoy, luego de varias generaciones que crecieron sin normas porque sus padres fueron los rebeldes de los años sesenta, devotos de una utopía que buscaba un mundo mejor y que nunca llegó, nos encontramos inmersos en una realidad social con ausencia de convivencia y autorregulación.
La tendencia común de las mayorías es a saltar las reglas. Mucha gente piensa que si la ciudad o el país no les dan nada, entonces no tiene por qué devolverle nada a cambio.

¿QUÉ TAL volver a cederle el puesto a las mujeres en el bus, tratar con respeto y consideración a los mayores, levantarse para saludar y conservar las maneras de acuerdo con las jerarquías sociales?
¿QUÉ TAL si volvemos a seguir los preceptos del Manual de Urbanidad de Carreño?

Viéndolo bien, no esta nada mal que recordemos preceptos como:

.- Es indecoroso fumar en la calle o hacerlo sin haber pedido permiso a los presentes, especialmente a sabiendas de que el olor a cigarro puede ofender o incomodar a alguien.

.- Nada puede haber más indigno de una buena educación que el faltar a la verdad, sobre todo cuando esto se hace por costumbre.

.- Debemos cuidar esmeradamente y cultivar el sentimiento de la gratitud, no borrando jamás del alma el bien que se reciba, por pequeño que sea, y aprovechando siempre las ocasiones que la fortuna ofrezca para recompensarlo.

.- El hombre de buenos principios no sólo sabe conducirse dignamente con las personas con quienes está relacionado, sino que tributa también sus consideraciones a la sociedad entera…

El grupo de investigación de Periodismo Público de la Universidad Pontificia Bolivariana, dirigido por Ana María Miralles, que se encargó de tomar nota de las inquietudes entre un grupo de 4.487 participantes, quienes respondieron a la pregunta de “qué debe ser lo más importante en la educación de los jóvenes hoy”, concluyó:
"Se han perdido muchos valores”.

Es importante que los jóvenes escuchen lo que decimos porque nunca nos han escuchado", contestó, por ejemplo, Carmen Martínez, secretaria de profesión.
Inquietudes como la de Carmen no son aisladas. De hecho, del total de 4.487 entrevistas, cerca del 35% expresó su preocupación por temas relacionados con la pérdida de valores y la necesidad de reconquistar el respeto, la disciplina y la solidaridad, entre otros tópicos.

Analizando de manera general este asunto de la urbanidad, lo que buscan padres y maestros en general no es enseñarles a los jóvenes a sentarse sin cruzar la pierna, sino a respetar su casa, su familia y la sociedad en la que viven.

Según Ana María Miralles, la gente está inquieta por el tema de la ética y por una formación que haga participar a los jóvenes en un proyecto colectivo. "Las mayorías en Colombia sentimos que no hay proyecto de país, que cada cual está jugando al sálvese quien pueda y a llevarse al otro por delante. Estamos preocupados porque hay un individualismo a ultranza, exceso de consumismo y una cultura del dinero fácil, alimentada por unos medios de comunicación que son escenario diario de los anti valores".

En este sentido, un manual como el del diplomático venezolano, que enseñe, así suene obvio, la manera de comportarse dentro de un hogar, con las obligaciones pertinentes de cada miembro, así como las actitudes propias de un individuo en la sociedad, de acuerdo con su educación, no harían sino exaltar valores tan fundamentales como el respeto y la solidaridad y el amor por los principios universales que determinan el destino de los pueblos.

No pretendemos decir con esta marcha pacífica que la responsabilidad educativa y la obligación de volcar el corazón de nuestros niños y jóvenes hacia los principios y valores recae solamente sobre las instituciones educativas o se limita al escenario de un aula de clases. Es imperiosa una reforma en el pensamiento de TODA la sociedad colombiana, incluyendo a los padres y a los mayores.

A nuestro parecer, los padres postmodernos no están ejerciendo la función de ser adultos, "una función tutelar, responsable, contenedora y amorosa", y en lugar de ello, le juegan a los caprichos de sus hijos, plegándose a todo cuanto la sociedad de consumo les ofrece: Así no se educa a una generación con sentido de destino sino que se inmortaliza una generación con destino sin sentido.

Ninguna Institución, comunidad o nación podrá garantizar confiabilidad y gobernabilidad, hasta no elevar el nivel de competencias y valores de sus integrantes. La razón, la mente del ser humano es la única cosa creada que no cuenta con un sistema que la autorregule. Todo lo que no se autorregula, se autodestruye.

Los valores absolutos crean un sistema de autorregulación en la mente del ser humano que lo auto gobierna aún sin la supervisión de otro, convirtiéndolo en una fuerza conductora hacia el logro y la convivencia.

Porque es urgente la necesidad de afirmación de principios y valores que logren imprimirle un carácter moral a nuestro pueblo, porque es esencial la transformación y desarrollo del pensamiento de nuestra sociedad, porque la verdadera cultura es la que aumenta y se enriquece en principios y valores, queremos retomar las bases y fundamentos sólidos de los PRINCIPIOS UNIVERSALES y LA URBANIDAD para la construcción del CARÁCTER de un CIUDADANO MADURO, COMPLETO Y PREPARADO PARA HACER EL BIEN.

EL COLUMBIA COLLEGE QUIERE DE VUELTA LA URBANIDAD DE CARREÑO EN NUESTRO SISTEMA EDUCATIVO Y EN EL SENO DE CADA FAMILIA DE NUESTRA AMADA COLOMBIA.

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